Claro que la lluvia duele y que los días buenos nunca duran demasiado, a veces intentamos imaginar cosas que nos gustaría tener pero el reloj siempre está para indicarnos que ya es demasiado tarde. Puedo aprender a bailar mientras caen las gotas, claro, pero por mucho que baile voy a seguir mojándome y solo la vieja estará para pasarme la toalla, para ponerme la tirita o para intentar sanar mi cora.
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